Desde muy pequeño, en mi época
escolar, comprendí que las palabras contenían un gran poder y que una palabra
hiriente podía hacer mucho más daño que un golpe o un cuchillo y que su
cicatriz era más duradera aun.
En ese tiempo pude
experimentar el daño que las palabras producían a los demás, pero no sabía y no
me había dado cuenta aun el daño que me ocasionaba a mí mismo.
Pero no todo mi descubrimiento
se relaciona con lo malo o negativo del uso de las palabras, ya que experimente
también con el estimulo positivo de las mismas, no solo hacia los demás, sino hacia
mí mismo, usando comúnmente frases como “siempre tengo calor”, y en invierno
casi no uso chompas, “nunca me enfermo”, y verdaderamente me enfermo muy poco o
la que más me sorprendió fue la vez que postule a la pre de la UNI y me centre
únicamente en medir el nivel de mis conocimientos a través del examen de admisión en lugar de decirme cosas
como, y si no ingresas y si te equivocas y si te pones nervioso, y fue así que
pude dar un examen tranquilo y oh sorpresa mía, ese año ingrese a la pre de la
UNI.
Gandhi decía, “Cuida tus
pensamientos porque se convertirán en tus palabras, cuida tus palabras porque
se convertirán en tus actos, cuida tus actos porque se volverán hábitos, cuida
tus hábitos porque forjarán tu carácter, cuida tu carácter porque formara tu
destino y tu destino será tu vida.”
Pero analizando un poco la
frase, los pensamientos no surgen de la nada, muchas veces esos pensamientos se
dan por palabras que escuchamos, sea que te las dijeron o escuchaste, de la
televisión, de la radio, o las leímos en un libro o revista.
La palabra puede ser
considerada como el principio de la creación, dime como hablas y te diré quién
eres.
Esas palabras se alojan en
nuestra mente subconsciente, se graban de forma literal, no distingue entre lo
que es bueno o malo, si fue una broma o en serio, esas palabras se convierten
en ideas creando nuestro sistema de creencias, nuestros programas mentales. Y
es a través de nuestra mente consciente que esas ideas pasan a ser pensamientos,
que son imágenes y sonidos de los programas mentales. De esos pensamientos
nacen sentimientos, y los pensamientos animados por nuestros sentimientos determinan
nuestro comportamiento, nuestra conducta y nuestra actitud. Ese comportamiento
repetitivo generara hábitos, todos somos esclavo de nuestros hábitos, y esa
sumatoria de nuestros hábitos formara nuestro carácter y dependiendo del
carácter que hayamos formado nuestro destino será promisorio o no.
Para poner un ejemplo, veamos
una situación cotidiana, una persona va por la calle y se encuentra con un
amigo y le pregunta, amigo, como te va, como te trata la vida?, el responde,
ahí, no se gana pero se goza, estamos en la lucha, es ahí que nuestro mente
subconsciente graba esas palabra y automáticamente genera el programa mental de
lucha, los sentimientos que se producirán probablemente sea de angustia y
malestar, como creen que serán los comportamientos de esa persona?, les puedo
asegurar que tendrá una mala actitud, ese comportamiento tarde o temprano se
convertirá en un habito, y con esos malos hábitos su carácter no le permite
avanzar en la vida, y es así que su destino será incierto.
La mente es como tierra
fértil, si le siembras cosas positivas obtendrás frutos, si le siembras cosas
negativas obtendrás maleza.
Construye tu destino a partir
de tus palabras.