jueves, 22 de septiembre de 2016

El poder de las palabras




Desde muy pequeño, en mi época escolar, comprendí que las palabras contenían un gran poder y que una palabra hiriente podía hacer mucho más daño que un golpe o un cuchillo y que su cicatriz era más duradera aun.

En ese tiempo pude experimentar el daño que las palabras producían a los demás, pero no sabía y no me había dado cuenta aun el daño que me ocasionaba a mí mismo.

Pero no todo mi descubrimiento se relaciona con lo malo o negativo del uso de las palabras, ya que experimente también con el estimulo positivo de las mismas, no solo hacia los demás, sino hacia mí mismo, usando comúnmente frases como “siempre tengo calor”, y en invierno casi no uso chompas, “nunca me enfermo”, y verdaderamente me enfermo muy poco o la que más me sorprendió fue la vez que postule a la pre de la UNI y me centre únicamente en medir el nivel de mis conocimientos a través del  examen de admisión en lugar de decirme cosas como, y si no ingresas y si te equivocas y si te pones nervioso, y fue así que pude dar un examen tranquilo y oh sorpresa mía, ese año ingrese a la pre de la UNI.

Gandhi decía, “Cuida tus pensamientos porque se convertirán en tus palabras, cuida tus palabras porque se convertirán en tus actos, cuida tus actos porque se volverán hábitos, cuida tus hábitos porque forjarán tu carácter, cuida tu carácter porque formara tu destino y tu destino será tu vida.”
               
Pero analizando un poco la frase, los pensamientos no surgen de la nada, muchas veces esos pensamientos se dan por palabras que escuchamos, sea que te las dijeron o escuchaste, de la televisión, de la radio, o las leímos en un libro o revista.
La palabra puede ser considerada como el principio de la creación, dime como hablas y te diré quién eres.
Esas palabras se alojan en nuestra mente subconsciente, se graban de forma literal, no distingue entre lo que es bueno o malo, si fue una broma o en serio, esas palabras se convierten en ideas creando nuestro sistema de creencias, nuestros programas mentales. Y es a través de nuestra mente consciente que esas ideas pasan a ser pensamientos, que son imágenes y sonidos de los programas mentales. De esos pensamientos nacen sentimientos, y los pensamientos animados por nuestros sentimientos determinan nuestro comportamiento, nuestra conducta y nuestra actitud. Ese comportamiento repetitivo generara hábitos, todos somos esclavo de nuestros hábitos, y esa sumatoria de nuestros hábitos formara nuestro carácter y dependiendo del carácter que hayamos formado nuestro destino será promisorio o no. 

Para poner un ejemplo, veamos una situación cotidiana, una persona va por la calle y se encuentra con un amigo y le pregunta, amigo, como te va, como te trata la vida?, el responde, ahí, no se gana pero se goza, estamos en la lucha, es ahí que nuestro mente subconsciente graba esas palabra y automáticamente genera el programa mental de lucha, los sentimientos que se producirán probablemente sea de angustia y malestar, como creen que serán los comportamientos de esa persona?, les puedo asegurar que tendrá una mala actitud, ese comportamiento tarde o temprano se convertirá en un habito, y con esos malos hábitos su carácter no le permite avanzar en la vida, y es así que su destino será incierto.

La mente es como tierra fértil, si le siembras cosas positivas obtendrás frutos, si le siembras cosas negativas obtendrás maleza.

Construye tu destino a partir de tus palabras.